La violencia digital: una amenaza creciente que requiere atención urgente en América Latina

“La violencia digital: una amenaza creciente que requiere atención urgente en América Latina”


Impacto regional de la violencia digital

La región Latinoamérica vive en los últimos años un fenómeno complejo de emergencia, inicialmente la migración proveniente de Venezuela representó un reto para los países de acogida, esta problemática pasó a una escala mayor cuando se dinamizó desde el 2021 la migración irregular por la selva del Darién. Este año, la Defensoría del Pueblo de Colombia informó que el número de migrantes que ha cruzado el Tapón del Darién hacia Panamá en busca de llegar a Norteamérica se ha cuadruplicado, alcanzando así cotas históricas, entre las principales nacionalidades se encuentran haitianos, ecuatorianos, venezolanos, chinos e indios, a esto se le suman otras personas de procedencia extracontinental y del Caribe que representaron un total de 247.284 migrantes solo para el año anterior. Este fenómeno trae consigo un caldo de cultivo para que desde el ámbito digital se incremente la violación de los derechos humanos, recientemente la Fundación Openlab de Ecuador, en su investigación denominada “Coyote influencer: un vistazo a las redes ecuatorianas de tráfico de migrantes en TikTok” publicada en el marco de la octava edición de Latin America in a Glimpse, rastreó y determinó la existencia de redes organizadas de creación de contenido que publicita el tráfico ilegal de migrantes en TikTok desde Ecuador, mostrando que este contenido está presente en varios países de América Latina y que, en ocasiones, cuentas de otros países muestran conexiones con los perfiles estudiados en este documento. En Colombia, delitos como la trata de personas han visto un incremento paulatino de más del 1000%, la Fiscalía ha determinado que el principal anzuelo para las víctimas son las ofertas engañosas a través de redes sociales.

Si hablamos de la violencia digital, solo en Colombia, los casos de violencia en línea hacia las mujeres, jóvenes y miembros de la comunidad LGBTIQ+ se han incrementado en el último año. Sin embargo, la mayoría de veces se desconoce cómo identificar elementos particulares de este fenómeno digital. De acuerdo con cifras publicadas por la Organización de Naciones Unidas y la Fundación Telefónica, aproximadamente el 55 % de los jóvenes han sido víctimas de ciberacoso en Colombia, y aunque se han tomado medidas para mitigar la problemática, un dato significativo es que las rutas de atención jurídica son poco conocidas por las víctimas para responder ante este flagelo. Sumado a lo anterior, un estudio del Ranking PAR de Equidad de Género de Latam, determinó que el 60 % de las mujeres entre 18 y 40 años en Colombia afirmaron ser acosadas a través de redes sociales. Y el 59,6 % de las empresas aún no cuentan con protocolos para el manejo del acoso generado a través de medios digitales. Aunado a esto, el reclutamiento en zonas de conflicto armado ha comenzado a tener presencia en los ámbitos digitales, así mismo en Panamá y Ecuador, los casos de trata de personas y redes de explotación en mujeres migrantes y refugiadas que son engañadas inicialmente a través del uso de redes sociales han visto un incremento.

De acuerdo con Infoem México, el desarrollo exponencial de las tecnologías de la información ha propiciado la proliferación de conductas que afectan directamente a las y los usuarios de las mismas, aunque en mayor proporción a las mujeres, representando incluso nuevas amenazas, derivadas de la violencia con la que la información se difunde en este entorno; la posibilidad de acceder a la información gracias a los motores de búsqueda; la viralidad y la falta de olvido de esta información disponible en la red, representa dificultades adicionales para su eliminación. Cambio Sostenible, a través de su seccional en Venezuela,  aplicó una  encuesta en línea a 327 mujeres de todo el territorio nacional sobre la percepción de la efectividad en la respuesta por parte del estado para estos casos, el 93% dice que es muy deficiente o nulo, cuando se les consultó sobre el papel de la sociedad civil para impulsar o crear soluciones, el 96% respondió que es un trabajo deficiente, esto habilitaba la posibilidad en el formulario de relatar su opinión, en tal sentido, la mayoría de las opiniones se centraba en una aparente mirada reduccionista de la sociedad civil, argumentando que temas como la libertad de expresión política en medios digitales provocaron que la violencia digital y los delitos que se cometen en línea queden invisibilizados en el panorama de la discusión nacional.

Según la agrupación venezolana «Mujeres Activistas por el Software Libre», existe la necesidad de definir una ruta de atención y denuncia en este ámbito. Entre los casos de acoso, existen situaciones de violencia derivados del sexismo en el gamergate, duplicación de identidad, grooming y la difusión no consentida de imágenes íntimas, todo ello tiene su impacto en la salud mental de las víctimas y su intimidad, sumado a la necesidad de implementar y fortalecer políticas en este sentido. En el informe denominado Violencia Digital de Género contra las Mujeres en Venezuela, realizado por la ONG Espacio Público, se señala que: “La sociedad civil carga otra responsabilidad en documentar, denunciar y sensibilizar sobre la temática, así como de llevar adelante estrategias sociales comprometidas con abordar estructuralmente el problema de la discriminación contra las mujeres. La violencia digital de género existe y merece un lugar relevante en la agenda pública. Ya no alcanza con psicólogos y refugios: se trata de una realidad impostergable para los derechos de todas las mujeres”.

Según el propio Ministerio para Ciencia y Tecnología venezolano, en los últimos meses se ha propagado la violencia digital permeando ahora los espacios educativos, esto debido al uso indiscriminado de las tecnologías de la información, por lo que este reconoce que es necesaria una respuesta pedagógica nacional.

Impacto de la violencia digital en la salud mental de las víctimas, la confianza en los entornos digitales y la perpetuación de la impunidad.

Lamentablemente, cuando el esfuerzo por responder de manera efectiva a la violencia en línea es mínimo, se generan graves consecuencias para las víctimas, la sociedad y los propios entornos digitales que se vuelven naturalmente inseguros. Estas repercusiones abarcan diversos aspectos, desde el bienestar emocional y la salud mental de las personas afectadas hasta el debilitamiento de la confianza en las plataformas en línea y la perpetuación de la impunidad. Uno de los efectos más perjudiciales es el impacto en la salud mental de las víctimas. La violencia en línea puede provocar altos niveles de estrés, ansiedad, depresión e incluso llevar al suicidio. Según investigaciones llevadas a cabo por especialistas en psicología y ciberpsicología, como Sameer Hinduja y Justin W. Patchin, las personas que son víctimas de acoso en línea tienen más probabilidades de experimentar trastornos psicológicos y problemas de autoestima. Además, la exposición prolongada a situaciones de violencia en línea puede generar un deterioro significativo en la calidad de vida de las personas afectadas.

Algunos estudios y expertos han investigado las consecuencias de la falta de respuesta a la violencia en línea. Por ejemplo, el informe “Online Violence Against Women: Identifying Risks and Consequences” de la Comisión Europea, señala que la falta de medidas efectivas para abordar la violencia en línea puede tener un efecto inhibidor en la participación de las mujeres en la esfera pública en línea, lo que limita su libertad de expresión y participación política. Otro estudio importante es el informe “I’d Blush If I Could: Closing Gender Divides in Digital Skills Through Education” de la UNESCO, que destaca cómo la falta de respuesta a la violencia en línea puede exacerbar las brechas de género en las habilidades digitales. Las mujeres y las niñas pueden sentirse desmotivadas o inseguras para explorar plenamente el potencial de la tecnología debido a la violencia en línea que enfrentan. Esto contribuye a una brecha digital de género y limita las oportunidades de empoderamiento y desarrollo.

Desde el impacto en la salud mental de las víctimas hasta el debilitamiento de la confianza en los entornos digitales y la perpetuación de la impunidad, es esencial abordar la violencia en línea de manera proactiva y sistemática. La colaboración entre gobiernos, sociedad civil, empresas tecnológicas y usuarios es crucial para promover un entorno en línea seguro, inclusivo y respetuoso de los derechos humanos.

Así las cosas, la violencia digital representa una amenaza creciente que afecta de manera desproporcionada especialmente a las mujeres y a diversos grupos de la sociedad en América Latina. Es recomendable que los gobiernos, la sociedad civil, las empresas tecnológicas y los usuarios trabajen en el aumento de iniciativas conjuntas para crear un entorno en línea seguro, inclusivo y respetuoso de los derechos humanos.

 

Escribió para Cambio Sostenible,

Francisco Rigual – Consultor

 

Citas para aportes bibliográficos:

Comisión Europea. “Online Violence Against Women: Identifying Risks and Consequences”.

UNESCO. “I’d Blush If I Could: Closing Gender Divides in Digital Skills Through Education”.

Infoem México.

Ministerio para el Poder Popular de Ciencia y Tecnología de Venezuela.

Mujeres Activistas por el Software Libre.

ONG Espacio Público.

Fundación Openlab de Ecuador.

Ranking PAR de Equidad de Género de Latam.

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